“Mis préstamos estudiantiles estaban en situación de impago, y la entidad administradora de préstamos llamó a mi empresa para informarle de mi estado de impago. Me sentí mortificada. Con ayuda, salí del impago, consolidé mis préstamos y solicité la condonación.
Dos meses después, me condonaron los 319.000 dólares de mis préstamos estudiantiles”.